Nuevos tratamientos para las enfermedades mentales

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En 1906, Santiago Ramón y Cajal, junto con Camilo Golgi, ganaron el premio Nobel de Medicina en reconocimiento a su aporte sobre la estructura del sistema nervioso. Sus trabajos mostraban que el cerebro está compuesto por unidades celulares discretas (las neuronas) de diferentes tamaños y formas.

Este paso fundamental para la neurología fue posible gracias al esfuerzo y talento de estos investigadores y, también, a los avances tecnológicos de la época que permitieron el desarrollo del microscopio óptico y el refinamiento de los métodos de tinción. Además de ampliar nuestro conocimiento sobre la complejidad del cerebro, una de las consecuencias más trascendentales de avances como estos es la posibilidad de aplicación para el diseño de nuevos tratamientos para diferentes patologías.

Una técnica que actualmente se encuentra en evaluación como una opción terapéutica segura y económica para algunas enfermedades neurológicas y psiquiátricas, como los trastornos depresivos resistentes y el estrés postraumático, es la estimulación cerebral no invasiva que busca estimular áreas profundas del cerebro sin comprometer el tejido circundante y así reducir efectos no deseados y complicaciones.

Este método genera un campo eléctrico que envuelve ciertas neuronas y las excita mediante una frecuencia a la que son capaces de responder. En esta misma línea de terapias no farmacológicas, es novedosa la utilización del ultrasonido con fines terapéuticos. Si bien se ha utilizado en estudios como las ecografías, el Ultrasonido Focalizado eleva el nivel de energía aplicado para concentrar 1000 ondas de sonido en un objetivo específico con alta precisión. Es una técnica no invasiva porque no genera lesiones en el tejido sano. Mediante una dosis cuidadosamente diseñada, se podría administrar y estimular el cerebro en el lugar que se desea, modulando un circuito en lugar de dañarlo. Actualmente, está aprobado para el tratamiento de enfermedades como el fibroma uterino y un tumor benigno del útero.

Por su parte, la estimulación eléctrica cerebral puede proporcionar beneficios a personas con enfermedad de Parkinson, depresión y desorden obsesivo compulsivo, entre otras. De este tipo de estimulación cerebral existen técnicas invasivas y no invasivas. Dentro de estas últimas encontramos la estimulación transcraneal por corriente continua, que es una opción no farmacológica que induce cambios en la excitabilidad de las neuronas a través de un método simple de estimulación cerebral. Es una herramienta poco costosa, fácil de usar y transportar para inducir la neuroplasticidad, es decir, la habilidad del sistema nervioso para cambiar en respuesta a la experiencia y al ambiente, y modular el funcionamiento de la corteza cerebral a través de la aplicación de una corriente continua de baja intensidad sobre el cuero cabelludo.

En la actualidad se están realizando ensayos a gran escala y a largo plazo y serán estos los que terminen de dilucidar el potencial de esta técnica a futuro. Por otro lado, también se están llevando a cabo investigaciones sobre su efecto en personas sanas para mejorar su rendimiento en ciertos aspectos como la atención y el alerta en estados de vigilia. Se trata de técnicas que se encuentran en estudio y que deben cumplir con los rigurosos pasos de la evaluación científica.

Ramón y Cajal señalaba que “mientras el cerebro sea un misterio, el universo continuará siendo un misterio”. Los avances tecnológicos pueden colaborar como instrumentos para iluminar algunos de estos enigmas y, sobre todas las cosas, para hacer la vida cada vez mejor.