La importancia del otro y las consecuencias del aislamiento

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Diario Popular
Los seres humanos somos básicamente seres sociales y, por eso, son nuestros lazos con los demás los que nos permiten llevar adelante una vida plena. ¿Por qué es tan importante estar juntos? Desde la biología, el apego entre cuidador y el bebé se comprende como un sistema de regulación entre dos seres vinculados entre sí. Las experiencias madre-hijo de los primeros años de vida son críticas para el desarrollo de los circuitos cerebrales relacionados con la regulación fisiológica, afectiva y conductual del niño. Las conductas de cuidado del llamado “cuidador primario” le permiten al niño desarrollar mecanismos para regular el estrés, las emociones, las situaciones novedosas y comprender los estados mentales en épocas posteriores. Se considera que las experiencias de apego estarían asociadas al desarrollo y conectividad del hemisferio derecho del cerebro del bebé y, en particular, a las redes cerebrales que forman parte del cerebro social.

Otro momento clave es la adolescencia, una etapa crítica con cambios sustanciales en el cerebro social. En este período de transición y cambios, los adolescentes con apego seguro se verán favorecidos en la reorganización cerebral al contar con figuras de apoyo afectivo disponibles para realizar procesos de regulación interactiva con ellas, figuras que continuarán influyendo en el desarrollo de nuevas habilidades sociales.

En una investigación realizada por nuestro equipo de la Fundación INECO y la Universidad Favaloro se exploró el procesamiento de información emocional de adolescentes con diferentes estilos de apego. Los adolescentes con estilo inseguro eran más propensos para detectar estímulos negativos y así activar conductas evitativas. Esto puede comprenderse porque los mismos percibirían el entorno como más amenazante. Otro hallazgo relevante fue que los adolescentes con apego seguro tenían mejores habilidades en tareas que evaluaban funciones ejecutivas, las cuales están involucradas en la regulación, planificación y control de diversos procesos cognitivos.

Así como el apego y la capacidad para establecer lazos con otros seres es esencial en el desarrollo y beneficia nuestras funciones cognitivas; por el contrario, el aislamiento social impacta negativamente en nuestro cerebro. Uno de los fundadores de los estudios en el área de la neurociencia social, John Cacioppo, de la Universidad de Chicago, llevó adelante investigaciones en las que ha encontrado que las personas desconectadas de otros individuos sufren consecuencias en la salud. Tan negativo es el impacto que quienes se sienten aislados tienden a morir más tempranamente que aquellos que tienen más conexiones sociales.