Diario Popular
Uno de los recuerdos imborrables de mi infancia en Salto tiene que ver con ese entusiasmo callejero que se sentía cada vez que, en plenas vacaciones, llegaba la fiesta del carnaval. La felicidad nos empapaba a grandes y a chicos a través de los juegos, la música y la espuma. Y ya que estamos por estas fechas, nos permitimos reflexionar de qué se trata para la ciencia esto que llamamos “felicidad”.
La psicóloga Sonja Lyubomirky, especialista mundial sobre el tema, dice que la felicidad es la experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positiva en combinación con una sensación de que la vida de uno es buena, que tiene significado y que vale la pena vivirla. Asimismo, el investigador Ed Diener formuló la idea de bienestar subjetivo, que abarca esos aspectos de la felicidad que pueden ser aislados y medidos de manera empírica. De este modo, una definición precisa y delimitada de qué es la felicidad permitiría su abordaje en términos científicos. Diener observó que las personas son felices si piensan que son felices y que, además, otras personas pueden considerar si otro es o no feliz. Les formuló tres preguntas a los participantes de su investigación: si eran felices, cómo clasificarían su felicidad en una escala de 1 a 10 y, finalmente, si se encontraban satisfechos con su vida. Como resultado, este investigador reconoció tres factores que inciden en el concepto de bienestar subjetivo: las emociones positivas, las emociones negativas y la satisfacción con la vida.
Investigadores de nuestro país, de la Universidad de Palermo, retomaron esta cuestión. En su estudio de 2015, estos investigadores observaron que un 84% de los encuestados se mostraron como personas felices. Entre los factores que fueron valorados como importantes para el bienestar se mencionó la familia, los amigos y la pareja. La tasa de satisfacción baja cuando se evalúa la situación económica y laboral. Aunque resulte contradictorio con esto último, nadie declaró que el dinero es un factor de impacto para tener la felicidad. Sin embargo, cuando se analiza detalladamente los datos de las personas que se perciben infelices, la escasez de recursos suele tener un peso considerable.
Como podemos observar en este último estudio no se puede pensar la felicidad sin atender los aspectos sociales. De nuestros lazos sociales depende en gran parte este sentimiento. Así, se ha comprobado que cultivar la solidaridad, la gratitud, la compasión, la aceptación y el perdón, además del aprecio por la vida y las relaciones interpersonales incrementa este estado de plenitud. Además, estas conductas positivas no solo nos ayudan a sentirnos mejor, sino que nos benefician a todos porque contribuyen a vivir mejor en sociedad.
Por todo esto, las fiestas populares como las de carnaval de este fin de semana nos traen felicidad, porque se trata de una manifestación compartida.