Diario Popular
Tenemos que tomar una decisión y “presentimos” algo raro, de alguna manera “sabemos” qué es lo que va a suceder. Es común escuchar que los seres humanos tenemos un “sexto sentido”, algo que nos permite anticiparnos a un desenlace. Corazonadas, les decimos. Comúnmente llamamos “intuición” a esas percepciones en las que no intervienen los razonamientos analíticos. Y las neurociencias también se ocuparon de estudiar qué es la intuición.
Se trata de asociaciones aprendidas que responden al rápido procesamiento de la información proveniente del mundo. Este mecanismo resultó ser clave en la evolución. Nuestros antepasados discriminaban rápidamente las emociones de enojo, miedo o tristeza en los extraños con los que se cruzaban de modo de garantizar su supervivencia. Los seres humanos realizamos evaluaciones sobre personas, objetos y situaciones en solamente fracciones de segundo, ¡casi tan rápidamente como lo que dura un parpadeo!
Es posible también hacer referencia a una intuición experta que se genera a partir de la experiencia ganada dentro de una profesión u oficio como, por ejemplo, les sucede a los mecánicos de autos, que pueden reconocer los problemas con solo darle un vistazo al automóvil.
Se han realizado estudios que demostraron las ventajas de la intuición en la toma de decisiones. En una de estas investigaciones, dividieron a los participantes en tres grupos y les entregaron información compleja acerca de posibles departamentos para vivir. Al primer grupo le solicitaron que dijera sus preferencias inmediatamente después de leer los datos; al segundo le otorgaron tiempo para analizar conscientemente la información. Sin embargo, sus resultados solo fueron levemente mejores que los del primer grupo. Por último, hicieron que los integrantes del tercer grupo tuvieran un momento de distracción para que pudieran procesar la información compleja de manera inconsciente. Esto es posible porque, como sabemos, cuando nos relajamos, el cerebro procesa información intensamente. La conclusión de esta experiencia mostró que los juicios hechos por los miembros del tercer grupo fueron más organizados y notablemente mejores. Es decir, cuando tenemos que tomar decisiones complejas, puede ser productivo tomarse un tiempo para esperar el resultado “intuitivo” de nuestro procesamiento no consciente que asocia la nueva información con aquella previamente aprendida.
Ahora bien, como la intuición consiste en asociaciones aprendidas, puede manifestarse también a través de prejuicios. Así, es posible tener actitudes, de las que no somos conscientes, que expresan cautela, miedo o disgusto hacia personas que no nos resultan familiares o que nos recuerdan a otros con los que tuvimos malas experiencias. Por lo tanto, debemos estar alertas a estas “corazonadas” porque en ciertas ocasiones se trata de generalizaciones simplistas que nos pueden conducir a errores.