Un dolor cotidiano

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Revista VIVA
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La frase repetida una y otra vez por las abuelas cuando el pequeño se golpeaba y lloraba sin parar era “sana, sana, colita de rana / si no sana hoy, sanará mañana”. Y esa rima y esa cadencia quería sonar como un bálsamo. ¿Dónde actuaría esa voz y esa caricia? ¿En la pierna o en el cerebro que experimentaba el dolor?

Sabemos que el dolor es una sensación incómoda y desagradable que sentimos en el cuerpo. Sin embargo, su presencia cumple un rol importante porque a menudo nos indica que algo está mal. Y es tan subjetivo que cada uno de nosotros sabe como nadie juzgar su propio dolor.

Como muchas cosas que ocurren en la vida, la televisión y el cine incluyeron en sus tramas personajes que sufren estos tipos de dolores. Uno de ellos es el cínico pero brillante doctor, inspirado en el célebre Sherlock Holmes e interpretado por el reconocido actor y músico británico Hugh Laurie, de la exitosa serie Dr. House. El desesperante dolor en su pierna ocasionado por un infarto en el cuádriceps es un tema recurrente a lo largo de las emisiones. El dolor altera tanto a Dr. House que se hace adicto a los analgésicos y debe dejar su trabajo, su pasión, para recuperarse.

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo define como una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño tisular (adjetivo que se emplea en el ámbito de la biología para hacer referencia a aquello vinculado a un tejido) existente o potencial. La clasificación más utilizada del dolor se basa en su duración: agudo y crónico. Dolor agudo es aquel que comprende el tiempo estimado como necesario para que los tejidos sanen. Esto ocurre generalmente en el lapso de un mes aunque actualmente se considera como tiempo de duración límite para un dolor agudo el de tres meses. El dolor crónico es aquel que se extiende por más de tres meses (este período de tiempo fue sugerido por expertos en forma arbitraria). Se entiende por dolor crónico benigno a todo dolor que persista por más de 12 semanas y cuya causa no sea de origen tumoral. Entre las causas más frecuentes de dolor crónico benigno encontramos los problemas de origen lumbar o cervical (hernias de disco, escoliosis, fracturas vertebrales, canal estrecho, ciatalgia, alteraciones posturales, etc.) y las cefaleas. El dolor crónico produce cambios importantes en la calidad de vida de los pacientes, repercutiendo y afectando tanto su físico como su desenvolvimiento social, laboral y emocional, como le sucede a Dr. House.

La terapia del dolor agudo está dirigida a tratar la causa que lo genera y a interrumpir la actividad de los receptores del dolor, llamados “nocioreceptores”, que envían señales al cerebro. En cambio, el tratamiento del dolor crónico debe realizarse desde un enfoque multidisciplinario. El objetivo principal para el tratamiento de pacientes con dolor crónico es mejorar su calidad de vida. Para ello es importante que aprendan a manejar el dolor, mejorar la postura, y que realicen actividad física e, incluso, que incorporen técnicas de relajación.

Resulta necesario señalar que la efectividad de estos tratamientos varía de persona a persona. Por ello, es importante continuar la investigación científica acerca de las causas y también de los tratamientos más convenientes para cada persona que padece las consecuencias de este cuadro clínico. El verdadero valor de la ciencia es mejorar la vida de las personas. Para eso, lograr aquello mismo que deseaban las abuelas con su rima y con sus gestos.