La creatividad es obra de todos

  • por

Revista VIVA
Ver PDF
¿Habrá sido producto del azar que tantas figuras trascendentes de la historia del arte hayan vivido en la época del renacimiento? ¿O habrá sido justamente ese contexto que impulsó la emergencia de esos genios creativos? Saltando el tiempo y la geografía, hoy Silicon Valley, en Estados Unidos, es la región líder en el desarrollo de la innovación en alta tecnológica. ¿Por qué allí se produce mayor innovación que en tantos otros sitios en el mundo? ¿Cómo se genera esta comunión social para la creatividad? En el ambiente creativo está la clave.

Diversas investigaciones han sugerido que la creatividad está presente desde antes de la aparición de los Homo Sapiens. A medida que se avanzó en la escala evolutiva, se fueron haciendo más sofisticados los objetos que se producían. Las herramientas cortantes construidas en piedra hace más de dos millones de años son ejemplo de los inventos humanos más antiguos que se han preservado hasta nuestros días. Otra demostración del ingenio temprano son las camas armadas con hojas de árboles que tenían la característica de actuar como un insecticida y larvicida natural en la cueva en Sibudu, en Sudáfrica. Esta costumbre doméstica data de hace más de 70.000 años.

A nivel cerebral se fueron produciendo transformaciones que acompañaron la complejidad de estas innovaciones. Por ejemplo, se desarrolló el lóbulo frontal, se reorganizaron varias subáreas cerebrales y, sobre todo, creció el número de conexiones neuronales, que se hicieron más complejas.

El avance de las ciudades ha jugado un rol importante porque generó contextos que potenciaron la difusión de las ideas y favorecieron la acción colectiva. Vivir en comunidades cada vez más grandes y con mayor interacción de sus miembros potenció el trabajo en equipo  y la circulación de las producciones, lo que resultó fundamental para la proliferación de la creatividad. Las personas, así, pudieron tomar la idea del otro y modificarla, agregarle elementos y seguir transformándola hasta generar algo nuevo a partir de eso. La gran diversidad de actividades sociales que existen en la ciudad la convirtió en el ámbito propicio para la resolución de problemas y generación de ideas originales.

A través de la educación, las sociedades pueden incentivar y formar seres creativos. Porque si bien existe cierta carga genética que predispone ese talento, es el factor sociocultural el que juega un rol principal en su promoción y fomento. Ejemplo de esto es el impulso que dieron los principales centros académicos europeos en las postrimerías de la Edad Media para recuperar valores de la cultura clásica y así estimular la explosión renacentista. O el rol que cumplió para el surgimiento de Silicon Valley el programa de la Universidad de Stanford al incentivar a sus estudiantes a establecerse allí y crear un centro de innovación tecnológica que reuniera a sus talentos.

Nadie duda de que uno de los principales valores del presente y del futuro es la creatividad. Vivimos en un país y en un mundo en el que día a día se plantean nuevos desafíos que requieren de soluciones nuevas. Y estas seguramente dependen de los seres humanos dedicados y talentosos que las elaboren, pero sobre todo de crear ambientes que hagan posible esa novedad.