Revista VIVA
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No nos resultaría nada sorprendente pasar caminando hoy por la puerta de algún bar y ver a varias personas leyendo el diario, esta revista o un libro, mientras otras escriben un mensaje en su celular o un documento en su computadora. Escribir y leer, lo sabemos, son habilidades humanas, aunque no lo han sido desde siempre. Si bien se considera que la escritura se originó hace aproximadamente 5500 años en la Mesopotamia, la alfabetización, gracias a la imprenta y los sistemas formales de enseñanza, se extendió masivamente recién hace algunos siglos. Pero aun así, hoy sigue siendo alto el porcentaje de personas que no accede a la enseñanza de la lectura y escritura. Según, un informe de UNESCO publicado en 2015, hay 781 millones de personas analfabetas en el mundo.
Las neurociencias se han dedicado a estudiar los procesos cerebrales que intervienen durante la lectura. Ahora mismo estamos leyendo, y para eso nuestros ojos realizan movimientos constantes sobre la hoja (si el movimiento se detiene, solo podemos enfocarnos en una o dos palabras). Primero el ojo capta a través de la retina la imagen y reconoce, gracias a la utilización de una suerte de diccionario ortográfico almacenado en nuestra memoria, los grafemas (unidades mínimas de la escritura), las sílabas y palabras. Luego, se realiza el reconocimiento semántico de la palabra, que es la comprensión del significado mediante el acceso a un diccionario de significados de palabras. Si leemos en voz alta, continúa una decodificación en fonemas (unidades mínimas del lenguaje oral que permiten distinguir significados).
Nuestro cerebro tiene un área especializada para reconocer letras y palabras que está ubicada en la zona ventral occipito-temporal izquierda y se conoce como el “buzón del cerebro”. Durante el desarrollo, esta región cerebral se entrena para reconocer y diferenciar cada vez mejor las letras (por ejemplo, distinguir entre una b y una d que visualmente son muy parecidas) y también en reconocer letras desde distintos puntos de vista y variaciones en la grafía (cursiva, imprenta, etcétera). El “buzón del cerebro” se entrena para identificar las combinaciones de letras que son más frecuentes en nuestra lengua (por ejemplo las sílabas ma y pa) y así poder anticipar y predecir con rapidez y facilidad lo que leemos.
Se han identificadotres fases consecutivas en el aprendizaje de la lectura: la llamada “fase pictórica” que consiste en un breve período en el que los niños identifican la imagen de palabras como mamá o papá como si fueran fotografías; una segunda etapa, la fonológica, en la que los niños decodifican grafemas y fonemas; y la última que es la ortográfica, en la que se llega al reconocimiento rápido y automático de las palabras y su significado.
Algunos estudiosos de la cultura caracterizan a la escritura como una tecnología compleja de la palabra que requiere necesariamente de una enseñanza planificada y sistematizada. A esta se refirió Domingo Faustino Sarmiento al contar en su Recuerdos de Provincia: “Mi padre y los maestros me estimulaban desde muy pequeño a leer, en lo que adquirí cierta celebridad por entonces, y para después una decidida afición a la lectura, a la que debo la dirección que más tarde tomaron mis ideas.” Y a esta, como una de sus ideas más valiosas: “Cuando he escrito sobre educación, he manifestado mi firme creencia de que la perfección y los estímulos en la lectura pueden influir poderosamente en la civilización del pueblo.”